domingo, 30 de noviembre de 2008

Pensamiento a la deriva

La incertidumbre por mi paradero es más que un sueño venidero.
El motivo de mi angustia lo conoce mi corazón y mis labios repetirlo no pueden.
Sin conocer la buena ventura del amor, sumergirme en ella no quiero, para hacer de cada día el último que pases sobre la tierra.
En un papel escribí mis sueños y los eché al fuego; hoy divagan en el infinito esperando que lleguen a la puerta de Dios.
Sin pedirlo obtuve un corazón inmenso dispuesto a entregarse, conocí el amor, mas el viendome de frente se dió la vuelta y siguió su camino.
Las olas del mar vienen y se van, seguro ya no estaré cuando empiece a amanecer.
Blancas las nubes del cielo azul y oscuro el color de las flores de mi jardín.
Agua y sol necesito para florecer, alimento vivaz que emana de tu ser.
Como alas de Gavilán se abrió mi ser y como hoja seca se estremeció mi corazón cuando palabra alguna te oyó pronunciar.
Ser soláz y fugáz es el hombre que busca el amor y cansado y benévolo el que lo encuentra.
Si en mi intento de hallar la felicidad pereciera, contenta perezco de saber que luché con proposito la vida que ayer te ofrecí y que hoy con ferviente anhelo deseas.

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